Al principio estaba triste, después vi que todo iba mejor. Este fin de semana fue uno de re-descubrimiento personal y también de mucha diversión. Los talleres que tomamos todos los nuevos estudiantes graduados de la Escuela fueron un continuo "choque mental" que nos expuso a reflexionar sobre quiénes somos y cómo esto incide en nuestra labor profesional.

En cuanto a la experiencia "social", desde mis compañeras de cuarto hasta los grupos que formamos diariamente (sin olvidar los facilitadores y co-facilitadores), todos fueron muy atentos y amigables. Por lo menos sé, que es el principio de una amistad (y mira que no me gusta eso de llamar a la gente "amigos"). Espero poder seguir conociéndolos y que cultivemos esa semilla que este fin de semana se ha sembrado.

En el pasado, había tenido la oportunidad de participar en talleres residenciales de este tipo, pero en esta ocasión, el Vivencial no sólo sobrepasó mis expectativas, sino que se fue por encima de estos que había tomado antes. Pienso que en parte, esto se debe a que ha habido en mí un gran crecimiento personal, al menos comparado con el principio de mi vida universitaria. Antes, no pude disfrutar de este tipo de actividad porque imponía una barrera que no me permitía relacionarme con los demás. Esta vez, y sin darme cuenta, fue diferente y fui mucho mas abierta. Así que hasta en eso salí satisfecha.

Este semestre que comienza no sólo marca un nuevo paso en mi vida profesional sino que sé que también marcará mi vida personal en todos los aspectos.